“La mala leche de los Clap” es un reportaje realizado por cuatro periodistas del portal Armando.Info que establece que las bolsas de leche fabricadas en México y distribuidas por el Gobierno a través de las cajas de alimentos, contienen valores muy por debajo de los mínimos establecidos por el Instituto Nacional de Nutrición.

En ese sentido, Patricia Marcano, comunicadora y parte del equipo que firma para ese trabajo, fue la invitada de Víctor Amaya en “Análisis de Entorno” en el espacio de los viernes que va dedicado a aquellos trabajos periodísticos destacados de la semana.

Inicialmente, ella comentó que, con base en las denuncias de los consumidores sobre la calidad de la leche como, “la leche tenía un sabor muy salado o que a los niños les daba diarrea”, los  motivó a hacer la recolección de distintas marcas de leche hechas en México y las llevaron al Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Central de Venezuela (UCV) para realizarle el examen químico y ver si realmente había porque dudar de la calidad de la leche.  “Lo que conseguimos fue una serie de irregularidades, desde el empaquetado porque mienten en su información nutricional (…) esas bebidas lácteas tienen un alto contenido de carbohidratos y sodio y poca proteína y calcio», informó.

Al hacer la comparación con otros alimentos se percataron que, “tenían una composición nutricional a la de un fororo o crema de arroz”, dijo.

En un segundo trabajo publicado en el mencionado portal, Marcano explicó que, “México tiene una tradición de bebidas lácteas que no son leche, es decir, suele haber discrepancias entre lo que publican en los empaques y su contenido que llega incluso a la estafa”.

Asimismo, afirmó que las direcciones que salen reflejadas en los empaques de Lacto Mas y Suprema, que supuestamente provienen de la industria Grupo Brandon, corresponden a otra compañía que no se dedica a la industria láctea.

Otro caso similar es el de la industria Dilac, que producen Kf Milk y Pure Milk, la cual informó que, sí se dedica a la producción de bebidas lácteas, pero que “no conocían esas dos marcas y que no exportaban a Venezuela”. De tal forma que, es una situación que evidentemente pone en riesgo la salud pública del venezolano.

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