Una nota publicada en un diario colombiano nos lanza un alerta sobre un modus operandi que, con seguridad, pronto tendremos en Venezuela.

Este procedimiento está encaminado a estafar a personas que por desgracia han sido víctimas de robos o hurtos de vehículos.

La información, divulgada por el rotativo la opinión de Cúcuta recoge datos aportados por el grupo de acción unificada para la libertad personal, cuyos agentes han detectado un nuevo procedimiento aplicado desde los centros de detención para defraudar a sus víctimas.

Los presos, indica el reporte, se percataron de que las personas están publicando en las redes sociales las características de los vehículos que les han robado o hurtado, tal y como está sucediendo en Venezuela. E igualmente suministran números telefónicos de contacto para la recepción de información que conduzca a la recuperación del vehículo

Según la opinión, los presos de Cúcuta hacen llamadas o envían mensajes a sus víctimas par convencerlas de que podrán recuperar sus autos, motos o camiones previo pago de sumas que van entre los 300.000 a 500.000 pesos, es decir, entre 900 y 1200 dólares americanos.

La estafa se concreta cuando la persona entrega el dinero y no le devuelven el vehículo. Sin embargo, esta conducta también podría ser calificada de extorsiva, si es cierto que el detenido tiene conocimiento o forma parte del grupo delictivo que se apoderó del referido bien.

En este caso, es muy importante que la víctima tenga en consideración que está recibiendo la llamada en atención a una oferta pública en la que ha suministrado un conjunto de datos, que pueden ser reciclados para convencer a la víctima de que pague una suma.

Por ende, es necesario que las personas actúen en estos casos como si el vehículo estuviese “secuestrado” en términos figurados. Por lo tanto, en vez de pedir información verbal sobre el vehículo, debería solicitar una fe de vida, en la forma de fotografías o videos que comprueben que esa persona tiene realmente la capacidad para devolver el vehículo.

Aún así, se debe tener en consideración que el pago de un “rescate” no es garantía suficiente de que devolverán el vehículo robado. Muchas veces, durante la entrega del dinero la persona es asaltada, de manera que se queda sin la playa y sin el vehículo.

Estamos, por lo tanto, ante situaciones de alta peligrosidad, en las que el riesgo de nuevas pérdidas resulta muy elevado. La decisión de hacer pago por la devolución del bien no es garantía de éxito.