En nuestro artículo del 24 de febrero alertábamos que en algo andaba el Banco Central de Venezuela (BCV) relacionado con el doble problema que significa la proliferación de ceros en las transacciones financieros que su misma irresponsabilidad en emisión de dinero sin respaldo produce, y el drama de la ausencia casi total de efectivo que padecemos los venezolanos. Luego de los anuncios de un nuevo cono monetario de hace diez días, por fin sabemos en que anda: una vez más tirando flechas a ver si una por casualidades de la vida da en el blanco.

Uno hubiera pensado que la solemnidad de una cadena presidencial para anunciar un nuevo cono monetario que en menos de 10 años borra del mapa el “Bolívar Fuerte (Bs.F.)” que “El comandante” anunciara como “un Bolívar fuerte para una economía fuerte”, hubiera sido empleado para algún tipo de mea culpa y, lo que es más importante, el anuncio de medidas concretas que auguraran una mejor vida al ahora “Bolívar Soberano” (B.S.)

¡Vana ilusión! Las dos horas de la interminable cadena se fueron en la presentación, uno por uno y por las dos caras de la bellísima litografía de los nuevos billetes con alusiones panegíricas a los próceros que los engalanan y al oso hormiguero y demás fauna de nuestra geografía que aparecen en la contracara. Ni un atisbo de reforma monetaria, disciplina fiscal, flexibilización cambiaria o algo que se parezca a cambiar el rumbo de lo que ya va por camino de ser la hiperinflación más grande que haya tenido Latinoamérica… y es mucho decir con el apego a ese recurso de destrucción de riqueza que tuvieron algunos gobiernos de los años 80 del siglo pasado.

Lo que más preocupa es lo que tal vez paso desapercibido para la mayor parte del país: El Presidente admitió cándidamente, que estas medidas estaban pautadas para abril después de las elecciones presidenciales, pero, como las elecciones se pospusieron hasta mayo, decidieron anunciarlas de una vez. En otras palabras, este tiro de flecha ¡es al parecer el programa macroeconómico del segundo sexenio!, de lograr el Presidente su reelección en dichos comicios.

Sin adentrarnos en el hecho de que un más de lo mismo no pareciera ser precisamente la mejor forma de evitar una hecatombe económica, no debe sorprendernos que la mayoría de las especulaciones posteriores al anuncio giraban a cuantos meses, ya no años, demoraría tener que mocharle tres o más ceros al B.S. Por lo pronto, para el 2 de junio fecha en que supuestamente entran en circulación el nuevo billete de 100 tendrá un valor en poder adquisitivo de B.S. 28,50.

Como para dar fe de la improvisación, tampoco se molestaron en decir que es lo que piensan hacer con el precio de la gasolina, producto que ahora pasará a valer B.S.0,006 o B.S 0,0015 el litro según el caso. Tal vez a alguien se le pasó ese pequeño detalle.

Pero la guinda de la torta es el cronograma para retirar los billetes del viejo cono, e introducir los del nuevo. Según se explicó, para el 2 de junio se retirarán todos los billetes del viejo cono, buen los pocos que quedan por ahí. Y ese mismo día aparecerán como por arte de magia suficientes billetes del nuevo cono como para sustituir los anteriores en todas las taquillas y cajeros del país.

Esta aseveración viniendo de los mismos que anunciaron en diciembre de 2016 el retiro en 72 hora del antiguo billete de Bs.F. 100, que todavía al parecer es el 50% del poco circulante actual. Creo que nadie cree que eso va a suceder así y que no habrá sucesivas prórrogas ad infinitum de la vigencia del bolívar fuerte. Para el próximo cono tal vez podrían aceptar la sugerencia del diputado José Guerra, e imprimirlos en papel bond.