Luis Enrique Cárdenas, director de la Cámara de la Industria Venezolana de Especies Alcohólicas (Civea), resaltó que han tenido un balance positivo en cuanto a las exportaciones, las cuales han estado  creciendo los últimos años llegando a estar cerca de  los 60 millones de dólares. “Nuestro producto es de calidad reconocido en el mundo, estamos exportando a los países más exigentes como la unión europea” que es el principal cliente, apuntó.

Cárdenas, mencionó que la industria ha estado haciendo un esfuerzo como gremio exportador de tener una denominación de origen con el nombre Venezuela, “se está trabajando para hacer un mercadeo conjunto para dar la presentación con el nombre venezolano”.

Y aunque el panorama internacional perfila de otra forma, señaló que para la representación de bebidas que tienen de vino y destilados se tuvo un cierre negativo en 2019 tanto por el lado del consumo como a nivel de producción. “El consumo de bebidas de litros por persona fue de  2.2, cuando en 1980 fueron 10 Lt, nos hemos derrumbado en 80%, y si se compara 2019 con 2018 es el 13%”, detalló.

Añadió que en el año 2017 y 2019 hubo 58 fatalidades y cerca de 300 personas intoxicadas reportadas por causas de consumos de bebidas ilícitas, es decir, bebidas clandestinas y adulteradas, las cuales las primeras no cumplen con ninguna regla de producción y “lo más peligroso es que usan alcohol que no es para consumo humano”, dijo.

Las adulteradas es cuando se mezcla un producto original con uno tóxico, como metanol, formol, soda cautica, los cuales tienen otro propósito como es el de usarse en desinfectantes, son sustancias que tienen muchas potencias”, lamentó.

Precisa que el consumo frecuente de este tipo de ingesta se debe a varios puntos, como lo es el tema de la diferencia de precios, “es un punto importante en el consumo de las bebidas ilícitas, otro es la cultura, cuando saben de las bebidas y la siguen  consumiendo sin importar el riesgo, otro elemento que favorece es que los productos tienen muy poca vigilancia en las autoridades y fiscalización”, subrayó.

Concluyó que el problema con el tipo de bebida que está generando mayor impacto en zonas populares, no es un asunto exclusivo del gobierno, pues deben tomar competencia las autoridades sanitarias, tributarias entre otros, así como también la industria, el sector comercial, los medios de comunicación, porque “estamos fallando todos, no es un actor en particular”.

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