Cuando pase la grave crisis que atravesamos en Venezuela, muchos compatriotas de la llamada hoy diáspora venezolana regresarán al país. No la mayoría, pero sí numerosos compatriotas que se convertirán en los emigrantes de retorno. Los que se queden en el exterior formarán parte de esa gran diáspora que se le deberá exclusivamente al socialismo del siglo XXI que, entre otros males, se encargó de expulsar directa o indirectamente a millones de coterráneos. Ahora bien, la diáspora podrá igualmente convertirse en una oportunidad para el futuro desarrollo del país. Muchos venezolanos y sus descendientes podrán ser un factor de apoyo para reconstruir la nación.

La OIM ha estudiado algunos de los beneficios de las diásporas para favorecer a sus países de origen. Son las remesas las más visibles; por ejemplo, se calculó que solo en 2012 los emigrantes remitieron a sus países de origen 400.000 millones de dólares. Las diásporas pueden contribuir como inversores directos en industrias y desarrollos tecnológicos que estén disponibles cuando se asienten nuevas oportunidades para las inversiones extranjeras directas en Venezuela. Las redes de conocimiento que se podrán interaccionar en el marco de un nuevo modelo de desarrollo serán, sin duda, otra gran opción para los nuevos tiempos.

Los venezolanos que no regresen tendrán la oportunidad, independientemente del lugar de establecimiento, de dar su cuota de apoyo para afianzar la nueva economía. El financiero y el turismo son sectores que se pueden beneficiar de la diáspora venezolana. No serán pocos los venezolanos que, aunque ausentes, regresen al país a visitarlo o a disfrutar de sus atractivos turísticos.

Para aprovechar este número de oportunidades, se necesita un gobierno que le dé prioridad a trabajar con su diáspora, desarrollar programas especiales para mantenerles el vínculo con el país, fortalecer las misiones consulares para apoyar a los venezolanos que residen en el exterior y garantizar el cumplimiento de normas legislativas que tengan como objetivo una relación permanente con esa nueva realidad.